“Si alguien tiene suficiente dinero para vivir bien y ve a un hermano en necesidad, pero no le muestra compasión, ¿cómo puede estar el amor de Dios en esa persona? Queridos hijos, que nuestro amor no quede solo en palabras; mostremos la verdad por medio de nuestras acciones”. 1 Juan 3:17-18
Probablemente hay muchas personas y situaciones por las que sientes compasión en este momento. Hoy queremos animarte a que te inclines a orar por las mismas.
La compasión alude a la bondad y a la simpatía, pero hay algo más profundo, algo aún más poderoso, en su significado.
El origen de la Biblia nos ayuda a comprender la verdadera amplitud y significado de la compasión. La palabra compasión, proviene del latín compati, que, literalmente significa sufrir con. Esto significa que la angustia de otro se convierte en tu angustia. El sufrimiento de otro se convierte en tu sufrimiento. La verdadera compasión cambia nuestra forma de vivir.
El Evangelio nos impulsa a vivir la compasión con algunos principios bastante importantes:
Amar a nuestros enemigos y orar por los que nos persiguen.
Perdonar a los demás, así como Dios nos perdona.
No juzgar.
Amar al prójimo como a uno mismo.
De hecho, cuando leemos los relatos de los Evangelios, descubrimos a un Jesús compasivo que se interesó, se y preocupó mucho por las necesidades de los demás. Extendió la justicia, la bondad y el amor a todos los que encontró. Se acercó a los despreciados recaudadores de impuestos, sanó a los leprosos y perdonó a una mujer que fue sorprendida en adulterio, extendiendo su misericordia a los gentiles. En repetidas ocasiones demostró su compasión hacia todos.
Los Evangelios usan la frase "Jesús tuvo compasión" muchas veces...
Mateo 14:14 - "Cuando Jesús bajó de la barca, vio a la gran multitud, tuvo compasión de ellos y sanó a los enfermos".
Marcos 6:34 - "Cuando Jesús salió de la barca, vio a la gran multitud y tuvo compasión de ellos..."
¿Por qué Jesús sanó a los enfermos? Él fue movido a compasión por ellos. ¿Por qué enseñó a las multitudes? Él fue movido a compasión por ellas. Todo su ministerio estuvo movido por una abundante compasión que brotaba de Él hacia los que le rodeaban. A Jesús no le motivaba la ambición egoísta, el deseo de poder o la aspiración a ser famoso. Le movía el amor.
Tenemos que aceptar la compasión de Cristo nosotros mismos, y luego tenemos que ofrecerla a los demás.
Hay una gran escritura que revela el corazón de Jesús...
“Al ver a las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban agobiadas y desamparadas, como ovejas sin pastor”. Mateo 9:36
¿En dónde estás viendo a personas angustiadas y desamparadas? Sean cuales sean sus necesidades, Dios nos llama a mostrar su compasión al mundo. Él espera que seamos compasivos para aquellos que están agobiados y desamparados. ¡Nos llama a ser compasivos!
Existe el peligro de que nos volvamos inmunes a las necesidades de los que nos rodean, y endurezcamos nuestros corazones ante la necesidad.
Por eso, una de las cosas por las que necesitamos orar hoy es que Dios ablande nuestros corazones y nos deje sentir Su compasión por los que están perdidos y alejados de Él.
Tú estás en el equipo de Dios. Has conocido y experimentado el amor y la compasión de Dios, así que eres igualmente capaz de compartir con aquellos que están agobiados y desamparados, ayudándoles en sus necesidades físicas, compartiendo con ellos el Evangelio y lo que Jesús significa para ti.
Hay muchos que están desconcertados en la vida y buscan ayuda. Puede que seas el único que tenga conciencia de la compasión de Dios en los lugares donde vives y trabajas. Dios necesita que representes la longitud, la anchura, la altura y la profundidad de Su compasión en ese lugar.
Dios ve en ti más potencial del que tú ves en ti mismo.
Dios puede tomar las experiencias que has tenido en la vida y usarlas para ayudar a otros.
Dios quiere que aprendas a apoyarte en Él y dejar que el Espíritu Santo te use para ayudar a los agobiados y desamparados.
Parece que Jesús se alegra mucho tomando a personas comunes, personas que no tienen ningún título importante, que no tienen las aptitudes necesarias, y seleccionándolas para que sean sus discípulos (esto fue exactamente lo que hizo al elegir a sus 12 discípulos).
Él nos promete que nos dará lo que necesitamos para ser sus discípulos. Y luego nos envía al mundo, a los agobiados y desamparados, nos envía para compartir con un mundo moribundo la palabra de salvación, y para ofrecer sanidad a un pueblo roto.
A Dios le importan las personas y sus necesidades. Durante este ayuno necesitamos orar para que Dios ensanche nuestro corazón y nos deje sentir como lo hace el suyo. Necesitamos dar tiempo para que el Espíritu Santo nos hable y anule nuestra tendencia a juzgar. Pide al Espíritu Santo que te mueva a la compasión.
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